Episodio 226 Adherencia extrema por necesidad con Iris Gutierrez
Adherencia extrema por necesidad con Iris Gutierrez En este episodio hablo con Iris Gutiérrez, una escaladora gallega afincada en Madrid fanática por accidente de la
En esencia te enfrentas al desafío de subir por un muro usando tus manos y pies en la textura de la roca para llegar a un punto arbitrario. El reto es descifrar el puzzle, la secuencia perfecta de movimientos que te permite subir a pesar de la dificultad.
Si observas a una escaladora avanzada, te darás cuenta de que sus movimientos son suaves y fluidos, a la vez que decididos y confiados. Parece que sube casi sin esfuerzo y que es capaz de relajarse entre movimientos. En definitiva, ha perfeccionado los fundamentos de la técnica de escalada obteniendo un movimiento eficiente que hace que parezca fácil. Y sin embargo, obtener una gran técnica no es fruto de la casualidad, sino que parte de la decisión consciente de mejorar la técnica día a día, año a año…
A diferencia de otros deportes que se practican con unas condiciones reglamentadas y que permiten una especialización gestual extrema, la escalada es una actividad amplísima. Cada tipo de roca, cada agarre, cada ángulo, cada vía, tendrá unas características distintas y te propone retos únicos. Escalar un techo de 90º parece una actividad completamente distinta a subirte por una placa tumbada sin apenas canto ni textura para agarrarte.
A pesar de esta enorme variabilidad, sí que existen grandes fundamentos que te sirven en cualquier circunstancia, podrían categorizarse un montón de ellos, pero yo voy a intentar resumirlos en 4, aun a riesgo de resultar simplista.
Es obvio que las piernas son mucho más fuertes que los brazos, y salvo que seas un artista de circo, tu cuerpo está más que acostumbrado a sostener su peso sobre las piernas y no sobre los brazos. Es entonces igual de evidente que en la escalada las piernas deben de hacer la mayor parte del trabajo. La única excepción a esta regla serían los techos, en los que se reparte el trabajo entre el tren superior y el inferior de una forma más equitativa, pero aun en ellos, poder usar los pies de la forma más efectiva es la clave para la progresión.
Una colocación de pies precisa requiere posicionar el pie de gato en la mejor parte de cada apoyo. Como los ojos están más lejos de los pies que de las manos, el nivel de atención que requiere un buen apoyo de los pies es mayor que en las manos. Además, como con los pies de gato no tienes tanta sensibilidad como con la piel, es muy normal no colocar el gato de forma perfecta. Por eso, desarrollar una colocación de pies impecable requiere mucha atención y constancia.
El otro factor clave sobre la buena técnica de pies es saber alinear tu centro de gravedad de forma que el peso se cargue de forma óptima sobre los pies. Esto se obtendrá de forma distinta según el ángulo y tipo de movimiento. La idea es que no solo basta con colocar el pie de forma precisa y silenciosa en la presa, sino utilizar tu cuerpo para cargar el apoyo de forma efectiva. La eficiencia en el movimiento se obtiene cuando tu vector de masas es perpendicular a la roca y se sitúa dentro de tu área de apoyo (polígono que forman tus extremidades en la roca). En placas tumbadas y verticales esto es posible y deseable. Sin embargo en terreno desplomado no se puede colocar el peso totalmente sobre los pies y se necesita de la combinación del canto externo del gato con la torsión del tronco para acercar tu centro de gravedad a la pared.
De cualquier modo, la clave es tener claro que los pies juegan un papel más importante que las manos escalando, y por tanto durante la escalada deberías prestar más atención a la colocación precisa de pies que te permita moverte bien que al canto al que quieres llegar.
Cuando empiezas a escalar, la ansiedad y el miedo a volar te hacen inconscientemente agarrar las presas más fuerte de lo que necesitas. Esto provoca que se te hinche (comúnmente “pete”) el antebrazo, y te fatigues rápidamente, haciendo que te caigas o tengas que descansar en la cuerda.
Sin embargo, puedes de forma consciente revertir esta tendencia a aplicar mucha fuerza a los cantos. Para esto tienes que practicar este pilar fundamental de la gestualidad de escalada a diario. La técnica consiste en aplicar la mínima fuerza necesaria para mantenerte en contacto con la pared y no desperdiciar nada más de energía. Y esto no solo se consigue apretando poco la mano, sino pensando conscientemente cuál es la mejor posición, el mejor agarre de la presa. En muchas ocasiones, el mejor agarre no es encima de la presa, sino al lado o debajo, dependiendo de la colocación de tus pies.
Además, si escalas todo lo que puedas con los brazos estirados, transmites más tensión al sistema óseo y liberas de tensión al muscular, consiguiendo un mayor ahorro energético.
Evidentemente, habrá presas que tengas que agarrar muy fuerte para no caerte, y ocasiones en las que necesites un bloqueo en el codo y el hombro para progresar. La clave aquí es avanzar rápidamente en esos instantes hasta encontrar otra posición en la que los pies carguen el peso y los brazos se estiren y relajen lo máximo que puedan.
En resumen, intentar escalar lo máximo posible con brazos estirados y el peso en los pies, y agarrar las presas por el lugar más eficiente usando la mínima fuerza que te permite seguir en contacto con la pared. Suena fácil, pero ni mucho menos lo es, sobre todo cuando estás empezando…
En escalada normalmente la fuerza en los pies no será equitativa. Es decir, existirá un pie dominante que reciba la mayor parte de nuestro peso, y el otro pie de equilibrio que buscará una posición óptima para equilibrar el cuerpo aunque cargue poco peso. En general, la mayor estabilidad en un movimiento se da cuando actúa el pie dominante de forma conjunta con la mano opuesta. Al crear un eje diagonal se genera estabilidad, y se liberan la mano y pie opuestos para moverse.
Si se utiliza el eje vertical entre el pie de apoyo y la mano del mismo lado (ej. mano derecha-pie derecho), al soltar la otra mano (izquierda) se genera una rotación (decimos que “se abre la puerta”) y el movimiento es mucho más costoso. En ocasiones no nos quedará más remedio que con la tensión de nuestro tronco aguantar esta rotación (“aguantar la puerta”) pero siempre que puedas, es mucho más eficiente buscar pares opuestos de pie-mano para estabilizarte.
Más allá de esta regla que tiene una gran aplicación existen muchísimas formas de equilibrar el cuerpo con técnicas concretas como talonajes, rodillas, bicicletas, banderas y largo etcétera.
Una de las grandes diferencias técnicas entre los escaladores avanzados y los más principiantes es el órden en la búsqueda de equilibrio. ¿y a qué me refiero con esto?
Si te fijas en un principiante escalando, tendrá normalmente su foco en las manos, y su patrón será mover una mano para alcanzar un canto que le pondrá en desequilibrio, entonces reequilibra el cuerpo moviendo los pies, y vuelve a buscar la siguiente presa de manos. Sin embargo esta manera de proceder es tremendamente ineficiente. Al desquilibrarte cuando alcanzas la presa objetivo cargas mucho peso en tus brazos y tienes que ejercer mucha tensión en tu tronco para volver a encontrar unos pies que te equilibren.
El paradigma de una escalada fluida y equilibrada es el contrario, la anticipación. Una escaladora avanzada busca qué pies y posición corporal le van a hacer alcanzar la presa con equilibrio y primero los usa para llegar suavemente a la presa objetivo. Es una pequeña distinción, un pequeño cambio de orden con unas consecuencias drásticas.
Por último quiero hablar de quizá el fundamento más importante, que engloba a los otros 3. La economía en el movimiento es la clave de la técnica de escalada. Está en la propia definición de técnica de escalada. A diferencia del bloque o boulder, la escalada deportiva no es un deporte de fuerza máxima, sino más bien de fuerza-resistencia. Con esto quiero decir que el mejor escalador no es el que sube más rápido, ni en menos movimientos, sino el que menos energía emplea en subir.
Normalmente la limitación al escalar no radica en ejecutar los movimientos de forma aislada, sino el poder enlazar y “encadenar” toda la secuencia de estos. Por eso es tan importante escalar de forma eficiente, tanto los movimientos fáciles como los difíciles. Vas a necesitar todo tu tanque de energía en una vía dura, la mejor técnica es la que economiza tu energía al máximo, la que te deja gasolina cuando tienes que apretar en un bloque después de 30 m.
Una técnica eficiente se adapta a la roca y a tus cualidades físicas y morfológicas, utiliza movimientos lentos, controlados y precisos cuando lo requiere y dinámicos explosivos en otras ocasiones. Utiliza y cambia el ritmo cuando hace falta, aprovecha los reposos para bajar las pulsaciones y la respiración para oxigenar los antebrazos de forma constante.
Este debería ser tu foco por encima de cualquier otra cosa cuando escalas, ser capaz de subir sí, pero hacerlo de la forma más fácil posible, más eficiente, más elegante… Ser capaz de moverte como un perezoso en una sección de micro pies precisa y de llegar a un bombe y tirarte en dinámico a un cazo, de aprovechar tus características y no esforzarte un mínimo más de lo que necesitas y así, de disfrutar del movimiento exquisito
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